¿Deberían los surfistas recibir una renta básica?: preguntas y absurdos del mundo del trabajo

El mundo del trabajo siempre da para pensar. Para filosofar. Para amargarse. O para hacerse muchas ilusiones. Lo que está claro es que es un asunto que no deja indiferente a nadie. Ayer fue el día del trabajador y como siempre tengo algunas cosas que decir acerca del cambiante mundo de trabajo.
Y yo, que soy un canguro que está en la calle hablando constantemente con la gente, siempre estoy pendiente de las historias que llegan a mis oídos y les puedo asegurar que es un mundo en el que el absurdo a menudo abunda.
Señores, no necesito leer a los gurús del empleo. A los estudiosos de Marx, a los sindicalistas, a los liberales o a los políticos.
Basta con salir a la calle. Y poner la oreja. Y escuchar. Y vivir en el sistema.
Pero antes unas palabras desde el mundo de las ideas. 
Hace un tiempo que se viene escuchando a algunos grillos lechuzos decir que no habrá trabajo para todos. Incluso se viene hablando de la renta básica como forma de paliar la creciente falta de empleo. No hablamos de un subsidio sino de un dinero mensual entregado por el Estado a todo el mundo independientemente de sus ingresos, su situación laboral o marital.
Básicamente la premisa es la siguiente: los robots nos quitarán el trabajo. No solo a los empleados no cualificados sino incluso a muchos de los que sí lo están. Por esta razón, desde distintas esferas de la izquierda y de la derecha se está planteando el tema de la renta básica (acá te dejo un artículo de La vanguardia bastante didáctico en donde se resumen las posturas al respecto) como forma de paliar algunos asuntos como la desigualdad salarial (la izquierda), la falta de libertad de los ciudadanos para asignar los recursos públicos como mejor les venga en gana (los más liberales, puedes leer aquí este interesante paper de Van Parij Por qué los surfistas deben ser alimentados: el caso de la renta básica, un análisis interesante desde el punto de vista liberal en donde la renta básica sería uno de los pilares básicos de la libertad individual[1]) o incluso los de Silicon Valley que plantean que con una renta mínima fomentaremos a los emprendedores.
Más allá del debate teórico hay una serie de cosas que son reales: incluso con bonanza económica, es decir con crecimiento económico, la tasa de desempleo en España no baja. Basta con mirar los datos de paro durante los años del boom, en especial los datos de desempleo juvenil que por ejemplo en el último trimestre de 2006 se acercaban al 18%. Estamos hablando del año en el que en España la tasa de paro fue la más baja en los últimos 30 años: apenas pasaba un 8%[2].
¿Y qué significa todo esto? Que aun en época de crecimiento económico había gente que no podía encontrar trabajo. Justamente lo que los gurús desde diferentes ideologías nos están diciendo.
Sobra gente. No hay trabajo para todos. Incluso con crecimiento económico.
O sea, estamos yendo a una sociedad que cada vez necesita de menos trabajadores y en la que, digámoslo en voz alta, muchos de esos trabajos, incluso bien pagados, son inútiles. Mientras que otros, en especial los servicios, están muy mal pagados o ni siquiera lo están.
No necesito leerlo en un libro de historia económica, de filosofía, de economía o de sociología. Solo basta con salir a la calle y hablar con la gente.
¿Le pagarías una renta básica a estos chicos guapos? Fuente: http://www.hdfondos.eu/preview/461548/1440/900/o

Recopilo algunas anécdotas que ponen de manifiesto esta disconformidad y que atraviesan a todos los perfiles laborales. Anécdotas que me van llegando y que ilustran el absurdo de un sistema que deja a muchos en el camino.
Me pagan bien pero trabajo tanto que no tengo tiempo para nada. Cuando llegan las vacaciones me voy muy lejos, desconecto pero en seguida cuando vuelvo al trabajo tengo esa sensación de que no tengo ni un momento para gastar mi dinero. No tengo hijos. Nunca es buen momento. Estoy con jaquecas constantes. No hago ejercicio. Fumo y como (abogado, 33).

Buena parte de mi trabajo es inútil. No gano mal pero muchas veces hago informes que sé que nadie va a leer. Lo sé de antemano pero debo hacerlos porque un jefe me los pide. Me obligan a seguir procedimientos que solo cuestan dinero y tiempo. Y lo peor es que me he hecho un master, me he ido afuera a estudiar inglés y apenas utilizo lo que he aprendido en las aulas (gestor de proyectos, 45).

Trabajo en la oficina y solo escucho el murmullo de los teléfonos y de la gente que viene y va. Soy licenciado pero solo estoy allí atendiendo el teléfono, cambiando el cartucho de la impresora o haciendo informes para presentaciones que sabemos de antemano que no reflejan la realidad de la empresa (licenciado en relaciones internacionales, 30).

Pierdo mucho tiempo en la oficina. A veces tengo que leer informes financieros, corregir otros y hay tantas interrupciones que tardo mucho más de lo que tardaría si lo hiciera en mi casa, sin embargo, he pedido el teletrabajo o trabajar de autónomo y no me han dejado. O sea prefieren que sea menos productivo. No lo entiendo (economista, 30).

Trabajo por mi cuenta y no tengo derecho a paro. No tengo vacaciones pagas ni cheque guardería. Mis colegas de la empresa tienen más beneficios y producen menos (corrector de estilo, 28).

Trabajo en casa pero gano menos de lo mínimo para darme de alta como autónomo. Además, cuido a tiempo completo a mi hijo. Sin embargo, la gente piensa que no trabajo y que me sobra el tiempo. Tampoco tengo vacaciones ni festivos (licenciado en psicología, 36).

Soy doctora en antropología pero al final solo pude pillar unas prácticas gracias a un máster que hice después. Estuve seis meses trabajando por solo 300 euros. Haciendo un trabajo más cualificado del que hacían los que estaban en la empresa. Ellos estaban en plantilla con menos estudios que yo pero con la suerte de haber entrado a trabajar antes (antropóloga, 35).  

Pero no solo de quejas vive el hombre, hay algunos afortunados que lo gritan a cuatro vientos. Ninguno me habla de productividad ni de talento sino de algo parecido a la... suerte.

Tuve la suerte de ser pariente de un amigo que me recomendó. Me salvó la vida. No tenía experiencia y ahora ya llevo diez años en mi puesto de trabajo (sin estudios universitarios, 45).

Por suerte, no tengo jefes. Eso es genial. A nadie le importa el soporte técnico de los ordenadores y en el fondo no entienden nada de mi trabajo.  Me pagan las horas extras y eso que aparezco cuando quiero (informático, 35).

Soy autónomo y estoy feliz. Ya no tengo que estar sentado en una silla haciendo como que trabajo. Gano menos y trabajo más pero me compensa. Puedo trabajar desde casa, ir a buscar a mi hijo al colegio. Eso sí, estoy con el celular en la mano todo el día. Nunca desconecto. Aun así prefiero esta vida que la que llevaba antes cuando trabajaba en una empresa (arquitecto, 43).

Entré a trabajar solo tres meses después que mis colegas de departamento. Ellos ganaban un tercio más que yo aunque apenas tenían estudios. Solo porque eran amigos del jefe. Por suerte, al final el tiempo pasó y fui creciendo en la empresa por lo que mi proyección salarial fue mayor. Me terminaron echando. Me cambiaban de atribuciones todo el rato. Me rebelé. Fue lo mejor que pude hacer (ingeniero, 40).

Dejé mi trabajo porque, aunque me gustaba mucho, me pagaban poco. Después de mucho buscar he decidido trabajar a tiempo parcial. Trabajo de lo que me gusta. El ambiente es distendido. Tengo tiempo para mí y puedo aceptar otros trabajos o simplemente dedicarme a dormir. Por suerte, no necesito mi salario para vivir (profesora, 39). 

Tengo muchas historias más pero creo que estas pequeñas anécdotas del trabajo reflejan lo complejo y absurdo que puede ser el mundo del trabajo. Hace tiempo, reseñé la obra de Piketty que en buena medida habla de la productividad y de los salarios y lo que está claro es que cada vez más hay una diferencia más grande y una gran distorsión entre una cosa y la otra pero no necesito que me lo diga Piketty. ¿De verdad un directivo de Caja Madrid es cien veces más productivo que un Jefe de sucursal?
 Viendo los recientes casos de corrupción que han salido en los últimos días tengo que preguntarme si todos esos comisionistas y seres que intermediaban entre las empresas y el Estado pueden ser catalogados como empleos inútiles[3]
Los corruptos que cobran millonadas son inútiles desde el punto vista del bienestar social pero ¿y el resto? ¿Realmente nuestro empleo es necesario para la sociedad? Sé que esta pregunta es incómoda. Todos queremos sentirnos especiales. Útiles. Pero señores, es probable que nuestro empleo no sirva para nada y que sea al mismo tiempo una declaración inconfesable.
Por último, no hay que descartar el factor suerte. Puede que los hermanos González, los que están en este momento en la cárcel, hayan tenido la fortuna de conocer a la gente adecuada y probablemente la poca suerte de que los pillaran o de que alguien los traicionara. Taleb habla mucho del azar cuando habla del desempeño en el trabajo y en la vida. Somos suertudos en muchos sentidos pero también nos cuesta reconocerlo. Es más fácil decir que tenemos una virtud, un talento o lo que sea pero puede que nuestro salario no sea más que un cúmulo de buena o mala suerte más que una montaña de virtudes o defectos (puedes leer un buen resumen de las ideas de Taleb en este artículo que escribí hace un tiempo.)
Les dejo en esta primavera que parece despedirse por fin del frío. Como siempre este tema me deja pensando. El mundo del trabajo es absurdo. Incluso ridículo en muchos sentidos. Mejor tomarse esto con humor o pensar en otra cosa. 
Mejor me quedo pensando en cosas banales. El tiempo. Las flores.
Y sueño con tirarme en un manto de mini flores violetas que me encantan.
  




[1] La Comunidad de Madrid destinará 36 millones de euros en cheques guardería. La idea de Esperanza Aguirre, quien implementó esta medida era dar libertad al ciudadano para que elija su centro educativo en las franjas de 0 a 3 años. La lógica es similar a la que utilizan los liberales para justificar la renta básica. http://www.20minutos.es/noticia/2972071/0/comunidad-destinara-36-millones-cheques-guarderia-que-llegaran-1-700-ninos-mas-proximo-curso-escolar/
[2] Fuente: INE el peor momento fue el primer trimestre de 2012 en donde la tasa de paro juvenil (menores de 25 años) casi llegó al 57%.
[3] Por ejemplo, el reciente caso de Ignacio Gonzalez y la operación Lezo en donde se destapó una trama en donde el Canal de Isabel II compraba empresas extranjeras por encima de su valor. Más información: http://www.elmundo.es/espana/2017/04/20/58f7cc01e2704e740f8b458b.html

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